La autocrítica en sí misma no es un aspecto negativo y nos puede ayudar a crecer y aprender de nuestros errores. Pero puede convertirse en algo negativo para nosotros si se convierte en un autoexigencia excesiva hacia nosotros mismos.
¿Qué es la autoexigencia?
La crítica positiva nos ayuda a ser conscientes de nuestros propios errores y aprender de ellos, y reduce la autoexigencia al asumir que podemos cometer fallos lo cual forma parte de nuestra experiencia. Además, esto puede ayudarnos también a conocernos mejor y ser conscientes de nuestros propios recursos y limitaciones.
¿Cuándo es excesiva la autoexigencia?
Cuando la crítica que nos hacemos genera una exigencia excesiva acerca de lo que podemos y debemos hacer, se convierte en una crítica negativa hacia nosotros mismos que lleva consigo consecuencias tanto a corto como a largo plazo.
Ante un error o fallo que cometemos, en muchas ocasiones solemos decirnos frases como: ‘‘Soy tonto/a, no hago nada bien, siempre me equivoco…’’, las cuales generan a su vez pensamientos negativos sobre nosotros y nuestra capacidad de hacer las cosas bien. Esta forma de hablarnos y ‘’tener que’’ cumplir con las expectativas y obligaciones genera mucho desgaste si no lo gestionamos de forma adecuada.
La forma en la que nos hablamos puede generar un gran malestar si nos enfocamos de forma habitual en los errores que cometemos y ponemos en duda nuestra capacidad y valía
¿Cómo puede ser la autoexigencia constructiva?
Si aprendemos a hablarnos con cariño y el respeto, modificando todos esos mensajes negativos que nos decimos por otros positivos y constructivos, la autoexigencia puede ser positiva. La autocrítica tambien esta relacionada con la autoexigencia, aquí tienes 10 señales de una autocrítica alta.
- Intentar no generalizar el resultado de nuestra conducta a todas las situaciones o todos los ámbitos de nuestra vida, ya que haber cometido un fallo puntual en alguna situación, no significa que en otras situaciones vaya a ocurrir lo mismo.
- Tratar de tener expectativas realistas en cuanto a lo que podemos hacer y nuestra capacidad de conseguirlo.
- Utilizar el error para aprender de ello y saber cómo podemos hacerlo mejor la próxima vez.
- Valorar nuestros logros y esfuerzo a pesar de cometer errores durante el proceso, y no centrarnos solo en el fallo.
- Exigirnos en la medida de lo que podemos hacer, teniendo en cuenta que podemos permitirnos fallar, descansar o parar cuando lo necesitemos.
Todo ello se debe hacer de forma progresiva y el primer paso es entender qué tipo de diálogo tienes y qué mensajes te dices que influyen negativamente.
Mediante un proceso de terapia, es posible analizar y entender cómo es tu diálogo interno y qué creencias están de base, para poder modificarlo por otro más positivo y por tanto reducir el nivel de exigencia y convertirlo en una crítica constructiva.
Cómo gestionar la autoexigencia:
Para poder reducir esa crítica excesiva es necesario empezar a tener mayor compasión con nosotros mismos y aceptar que equivocarse es humano y nos puede suceder pero tomarlo como una experiencia para aprender.
El diálogo interno negativo puede generar ansiedad y frustración al poner en duda nuestra capacidad y valor
Algunas de las claves para aprender a reducir esa autoexigencia elevada por una crítica constructiva hacia nosotros son las siguientes:
- Tomar conciencia del diálogo interno que utilizamos y empezar a sustituir algunos mensajes aprendidos como ‘‘tengo que’’ o ‘‘debería’’ (Tengo que hacerlo bien, no puedo fallar…) por ‘‘yo quiero’’ o ‘‘yo elijo’’.
- Liberar todas aquellas emociones negativas que nos generan estos pensamientos puede ser un primer paso para empezar a cambiarlo.
- Sustituir tu diálogo interno que sueles decirte cuando fallas o cometes un error, como: ‘‘No hago nada bien, siempre me equivoco…’’, por otros mensajes positivos como: ‘‘Sé que puedo hacerlo mejor, puede aprender de este error…’’
- Para ello, suele ayudar pensar en qué le dirías a otra persona a la que tengas cariño, como un amigo o familiar, si se equivoca o comete un error, ya que es probable que le hablaras con respeto y compasión.
Todo ello nos permitirá ser más tolerantes y permisivos con nosotros mismos, aceptar nuestros errores y limitaciones y utilizarlos como una fuente de aprendizaje y autoconocimiento.
Autoexigencia y ansiedad
La autoexigencia conlleva bastante sufrimiento ya que lleva consigo otros aspectos asociados como un elevado perfeccionismo y una baja tolerancia a equivocarse.
El diálogo interno en este tipo de autoexigencia está basado en mensajes como ‘‘No puedes fallar, debes hacer todo perfecto’’…entre otros, los cuales llevan detrás un miedo al fracaso y al rechazo por parte de los demás.
Por eso es importante aprender tener un lenguaje interno menos exigente y basado en la aceptación de nuestros errores.
Autoexigencia y autoestima
Una elevada exigencia puede generar también una baja autoestima y frustración al no cumplir nunca con esas expectativas y entrar en contradicción con ese diálogo interno que no nos permite fallar y equivocarnos, lo cual influye tanto en el ámbito laboral como personal.
Las metas y objetivos suelen ser tan elevados que es muy difícil llegar a cumplirlos, lo que provoca esa ansiedad y frustración y aparecen las creencias aprendidas sobre no ser suficientemente bueno o válido para lograr lo que nos hemos propuesto.
Ser capaces de reducir esa autoexigencia negativa y sustituir ese diálogo interno basado en una elevada exigencia no es tarea fácil pero es posible conseguirlo
Se puede trabajar en ello y ser conscientes de las consecuencias negativas que puede tener para nosotros.También es importante saber de dónde provienen esas creencias, ya que suelen tener su origen en mensajes escuchados en la infancia asociados a conductas de castigo cuando esto no se cumplía.
Autoexigencia y perfeccionismo
La autoexigencia está muy relacionada con el perfeccionismo, ya que tener unas expectativas o metas muy altas que a veces no somos capaces de conseguir, puede generar un diálogo interno basado en una alta exigencia y crítica hacia nosotros mismos si no conseguimos nuestras metas.
Es necesario aceptar que tratar de alcanzar la perfección puede generar mucha frustración y aceptar que los fallos son parte del camino.
Si sientes que eres demasiado autoexigente contigo, y esto te afecta en tu vida diaria, puedes acudir a psicólogo para saber gestionar tu autoexigencia.
“La persona más influenciable con la que hablarás todo el día eres tú. Ten cuidado entonces acerca de lo que te dices a ti mismo” (Zig Ziglar).