La frustración es una emoción que sentimos al no conseguir nuestras metas, pero gestionarla adecuadamente puede ser la clave para enfrentarnos a nuevos retos desde otra perspectiva
¿Qué es la frustración?
La frustración es un tipo de emoción que se produce cuando nos vemos impedidos a alcanzar un resultado deseado. En general, cuando alcanzamos una de nuestras metas, nos sentimos complacidos y cuando se nos impide alcanzarlas, podemos caer en la frustración y sentirnos irritables y enfadados. Cuando nos sentimos frustrados no tiene porque ser negativo, ya que la frustración es un buen indicador sobre los problemas, además de ser un proceso de motivación para que consigas alcanzar el cambio. Pero normalmente, los sentimientos que provoca son negativos.
La frustración aparece cuando no conseguimos alcanzar aquello que nos habíamos propuesto.
¿Cuál es la causa de la frustración?
Cuando experimentamos un sentimiento de frustración es porque los resultados que conseguimos no van a la par con la cantidad de esfuerzo que estamos dedicando para ello. Por lo simplemente la frustración es producida cuando los resultados que obtienes no son los que crees que te mereces.
Fuentes de frustración internas: Las frustraciones internas están causadas por nosotros mismos, son el resultado de deficiencias personales ya sean reales o imaginarias que hacen que no alcancemos nuestras metas.
Por ejemplo, la falta de confianza es una fuente de frustración interna dado que no poseemos la suficiente autoconfianza como para llevar a término muchos de nuestros objetivos.
Existen otra causa de la frustración interna que se caracteriza por la conflictividad a la hora de cumplir varios objetivos que nos hemos marcado.
Fuentes de frustración externas: Existen obstáculos en nuestra vida, ya sean otras personas, cosas o situaciones que se interponen entre tu meta y tu que son externos a tu vida y por ende son bastante difíciles de controlar. Hoy en día, muchas personas tienen un sentimiento de “perdida de tiempo” por el que se terminan frustrando cuando hacen cola en un supermercado o van al banco y no se les atiende de manera inmediata.
Esta es una fuente de frustración externa ya que no pueden hacer nada para agilizar el proceso y poder dedicar su tiempo a otras acciones.Muchas veces, las frustraciones externas son inevitables, dado que como ya hemos dicho no dependen de nosotros.
¿Qué sentimos cuando estamos frustrados?
Algunas de las respuestas «típicas» a la frustración incluyen la ira, el abandono (quemarse o darse por vencido), la pérdida de autoestima y confianza en sí mismo, el estrés y la depresión.
Dependiendo del nivel de frustración hay algunas respuestas que se pueden consideran típicas, sigue leyendo para saber si experimentas algunas de ellas.
- RABIA: Hay un dicho que dice: «La frustración lleva a la ira y la ira a la agresión«. Cuando nos frustramos, normalmente incurrimos en un sentimiento de ira que puede desembocar en una agresión. Piensa cuando estas intentado configurar un dispositivo electrónico y no lo consigues, al ser un objetivo inanimado puedes llegar a darle un golpe a ver si así funciona. Por el contrario, si es una persona la que es la fuente de no conseguir lo que queremos, se puede alcanzar la agresión verbal o física para alcanzar nuestro objetivo. Si el motivo de nuestra frustración es demasiado poderoso, solemos redirigir nuestra ira o agresión hacia algo menos amenazante para nosotros, lo que se denomina una agresión desplazada.
- ANIMO BAJO: Dejar de lado una meta que hemos entendido que esta fuera de nuestro alcance puede ser muy beneficioso ya que es otra forma de sobrepasar la frustración. Cuando aceptas que no puedes conseguir un objetivo porque esta fuera de tu alcance en vez de cegarte e ir a por él frustrándote repetidas veces es una forma positiva de aceptar la frustración y redirigir tus esfuerzos hacia otros objetivos mas accesibles. Lo que no debes caer nunca es en la apatía de dejar de lado todas tus metas por miedo a frustrarte si no lo logras. Ser persistente y proponerse objetivos que sean posibles son las claves para no caer en la frustración y terminar abandonando.La constancia es la llave para conseguir tus objetivos y no terminar rindiendote.
Los sentimientos, mal manejados, generados por la frustración, influenciarán en como haremos las cosas en el futuro.
- CONFIANZA PERDIDA: El perder la confianza en uno mismo es uno de los efectos que nos deja el frustrarnos repetidamente y no cumplir nuestros objetivos y metas. La perdida de confianza viene de la mano con una perdida de autoestima pues ya planificamos nuestros objetivos pensando que no vamos a poder con ellos y por lo cual minamos nuestro amor por nosotros mismos. Tienes que ponerte objetivos que puedas cumplir, y luchar por conseguirlos para que poco a poco, tu confianza se vuelva a restaurar y mejore tu autoestima.
- ESTRÉS: Cuando no somos capaces de gestionar de manera correcta las frustraciones, nuestro cuerpo y mente terminan sufriendo un desgaste y derivando en estrés. Una exposición repetida a la frustración por no conseguir nuestros objetivos sumado a un estrés externo es posible que generen angustia y ansiedad.
- OTRAS REACCIONES: Al frustrarse muchas personas recurren a las drogas o el alcohol para lidiar con este sentimiento, pero hay que tener claro que es una reacción autodestructiva y generalmente en vano, dado que cuando los efectos de estas sustancias desaparecen del cuerpo la persona vuelve a tener el mismo sentimiento.
Aprende a gestionar la frustración
Cuando estás frustrado, puedes sentir que nada está bajo tu control y que todo es un caos. Es difícil saber por dónde empezar. Cuando estás inundado de emociones, es difícil pensar con claridad.
Aquí hay diez pasos para ayudarte a manejar tu frustración de una manera productiva y enriquecedora. Lo creas o no, la frustración puede enseñarte mucho acerca de tu problema y cuando se trata, puede ayudarte a ganar las habilidades para manejar otros sentimientos intensos.
10 claves para gestionar la frustración
Cálmate
Esto te ayudará a evitar que tu mente se acelere, que es algo que sucede al comienzo de una situación que produce ansiedad. Hay varias maneras de hacer esto. Una es trabajar tu respiración.
Respira profundamente cinco veces. Inspire lentamente el aire por la nariz, manténgalo durante cinco segundos y luego exhale lentamente por la boca. Otra forma de calmarse es cerrar los ojos y concentrarse en un lugar que lo relaje, como una playa o un bosque.
Despeja tu mente
Cada uno hace esto de manera diferente. Algunas personas se paran y se estiran. Otros acarician un animal, o salen un momento. Hay muchos más ejemplos que puedes probar.
Encuentra uno o dos que funcionen mejor para ti. Lo importante es que sea algo en lo que puedas concentrarte durante un par de minutos que no sea lo que te molesta. Despejar tu mente es tomar un rápido descanso mental.
Vuelve a tu problema o factor estresante
Pero esta vez hazlo con calma. Míralo de una nueva manera. Imagina cómo lo vería un amigo si se lo encontrara. Intenta verlo de forma diferente.
Describe el problema en una frase
Por ejemplo, «Estoy frustrado por haber derramado el café en el papel y no voy a tener tiempo de imprimir una copia limpia».
Gestionar la frustración de manera adecuada nos ayuda a poder ser mas constante en la lucha de nuestros objetivos.
Define por qué esta frustración te preocupa
Podría ser algo simple como «Me preocupa llegar tarde al trabajo otra vez» o tan complejo como «Mi matrimonio se está desmoronando y tengo miedo de que nuestra relación termine en divorcio».
Piensa en opciones realistas
Podría ser hacer una llamada telefónica, aceptar comenzar la terapia, empezar a caminar con un amigo. Cualquier cosa que sienta que puede ayudarte a seguir adelante.
Tomar una decisión y atenerse a ella
Si te pones a discutir de un lado a otro, volverás a caer en la frustración de nuevo. Por lo que forja una decisión y cíñete a ella. Este es uno de los pasos más difíciles y uno de los más importantes.
Actúa según tu decisión
Sácalo de tu mente
No gastes tiempo o energía en pensar en ello. Ya está hecho y lo que sea que pase, pasará. Si sigues dándole vueltas al asunto, seguirás frustrado y atrapado por lo que lo mejor es hacer y pensar en otras cosas.
Planea tu nuevo futuro
Piensa en lo que quieres hacer ahora que la frustración se ha ido. Es muy conveniente que planees futuros que tengas a tu alcance, para que no repitas el proceso de frustración por el que acabas de pasar.